
Como cualquier estudiante voy a camino a casa en el metro de Santiago, mi escenario es la estación "la cisterna" en la línea 4A y, así mismo, cómo cualquier otro día simplemente me limito a esperar el tren, este día, que no fue el primero y tampoco el último en que la puerta de dicho tren paró frente a mi persona de modo que yo fui la primera en entrar para no congestionar el tránsito peatonal, haciendo pasar a las personas que se encontraban atrás mío primero, además debo decir que quería ahorrarme el tener que llevar a cabo esta nueva moda "animal" que al parecer indica que debemos empujarnos, pisotearnos y codearnos para poder entrar, no mentiré, a veces también lo hago, sobre todo en las mañanas, para poder llegar a la hora, pero, este no es el caso, ya que estaba muy cansada, así que, continuaré. Estaba esta señora, típica señora de aproximadamente 57 años una mujer que se puede sostener muy bien, pero, que espera que le den todas las facilidades como si fuera inválida. La verdad, yo y la mayoría de mis colegas preferimos no provocar escándalos, porque, vaya que a veces si que hacen escándalos, y simplemente "entregar el asiento". Yo no pretendía que este día fuera distinto a todos los demás.
Se abrió la puerta del tren, yo iba entrando y esta señora, que hace rato me miraba con desprecio, me intenta empujar, debido a la falta de respeto, porque, si bien yo soy la menor, ella no tiene porque agredirme si no he hecho nada, me mantengo firme haciéndole notar mi resistencia, luego me empieza a empujar junto con todos para poder avanzar, avanzo y esta señora, que al parecer mataría por un asiento en el metro, me empuja de nuevo y gracias a un trabajo neuronal sobre cargado en tiempo record, me doy cuenta de que si me dejo empujar caería sobre un asiento vacío, que se convertiría en mi trono de descanzo por las seis estaciones siguientes, así que esta vez me dejé empujar. Con los ojos llenos de furia mi contrincante me mira y luego corre, conciguió un puesto a dos asientos de distancia del mío, pero su marido, que hasta ese momento yo no había notado quedó de pie, sin hacer reclamos, se veia como un hombre bastante agradable, recuerdo que pensé "pobre hmbre, como aguanta a esta mujer", pero, no quise levantarme, solo para que su mujer no sintiera una rotunda victoria en este duelo. Dos minutos más tarde de ese agitado encuentro a empujones mi, al parecer, sentada pero derrotada, contrincante dice, a modo de que todos la escuchen, entre todos yo, "LOS JÓVENES DE HOY, SIEMPRE SE SIENTAN PRIMERO!!"
Se abrió la puerta del tren, yo iba entrando y esta señora, que hace rato me miraba con desprecio, me intenta empujar, debido a la falta de respeto, porque, si bien yo soy la menor, ella no tiene porque agredirme si no he hecho nada, me mantengo firme haciéndole notar mi resistencia, luego me empieza a empujar junto con todos para poder avanzar, avanzo y esta señora, que al parecer mataría por un asiento en el metro, me empuja de nuevo y gracias a un trabajo neuronal sobre cargado en tiempo record, me doy cuenta de que si me dejo empujar caería sobre un asiento vacío, que se convertiría en mi trono de descanzo por las seis estaciones siguientes, así que esta vez me dejé empujar. Con los ojos llenos de furia mi contrincante me mira y luego corre, conciguió un puesto a dos asientos de distancia del mío, pero su marido, que hasta ese momento yo no había notado quedó de pie, sin hacer reclamos, se veia como un hombre bastante agradable, recuerdo que pensé "pobre hmbre, como aguanta a esta mujer", pero, no quise levantarme, solo para que su mujer no sintiera una rotunda victoria en este duelo. Dos minutos más tarde de ese agitado encuentro a empujones mi, al parecer, sentada pero derrotada, contrincante dice, a modo de que todos la escuchen, entre todos yo, "LOS JÓVENES DE HOY, SIEMPRE SE SIENTAN PRIMERO!!"
Melody.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario