
Sofia despertó a las 8:30 am, comenzaba su día, qué días los de ella en esa oficina, ese espacio reducido en letras, estrés, trabajo y monotonía. Comienza el día lunes, sale de su cama y parte a tomar una ducha breve muy breve, toma su toalla y con sus dedos, roza cada parte de su cuerpo,
frotando lentamente cada rincón de el, en solo 5 segundos reconoció su infinita soledad. En su cocina guardaba los aromas más rico, se acercó y la cafetera estaba lista, el olor a cafe le recordó
unas pasiones pasadas, al terminar su cafe, tomó sus cosas y partió a aquella maldita oficina, que hace ya 10 años era toda su vida. Terminó su maldito trabajo, y al terminar dió su mejor suspiro, acabó el día, qué más quedaba por hacer, partió a aquella biblioteca, que desde la universidad visitaba, le encantaba porque sus mejores recuerdos fueron ahí, donde aprendió, donde creció,
sus ideas de libertad, independencia, orgullo, entre otras se desarrollaron, pero eso ya finalizo, a pesar que continuaba estudiando todo lo que a su alcance estuviera, tomo asiento y vió a los jovenes que leían y estudiaban, vió la vida que los acompañaba, y la vida que un día ella tuvo también, ahora solo tenía conocimiento, pero su práctica estaba lejos de ser desarrollada. Continuó su lectura, de pronto un hombre se acercó y le dijó a su oído, la poesía de Huidobro hace estremecer mi cuerpo, ella sonrojó al instante, esa voz, el calor de su boca en su oído, ella aceleró su respiración, una energía un calor se apoderó de cada rincon de su cuerpo, levantó la mirada y se presentó, él sonría con mucha confianza, mientras que a Sofia la consumía el miedo, luego miró sus ojos, ojos hermosos, de largas pestañas, de color marron, de pronto el celular de Sofía sonó,
interrumpida contesto muy molesta, al terminar se dió vuelta, pero él ya no estaba, ella sintió un vacío, por un momento encontró un color, que tan solo en dos minutos desapareció.
Sofía partió a la oficina al otro día, buscando una razón para entender lo que sintió la noche anterior, en aquella biblioteca, ese hombre, esa boca en forma de naranja, de color frutilla,
y de olor a cafe, no podía seguir en esa oficina, con desesperación volvió a la biblioteca, espero
horas y horas, y él jamás apareció, Sofia desepcionada volvió a su departamento, vacío,
comenzo a escribir, ella amaba escribir, ahora tenía una razón para hacerlo, algo en su vida ocurrió y interrumpió tanta monotonía, en su cama se estremeció, su cuerpo acarició, pero nada
sirvió, nisiquiera la masturbación o uno de los tantos encuentros casuales, que constantemente
prácticaba, nada sirvió, ella necesitaba esa boca, ella la deseaba, entro en desesperación,
y su razón se acabó, sus esperanzas de verlo se habían ido, qué ocurrió para que el se fuera,
ese fastidioso celular, ella pensaba por qué lo conteste, no debí, maldito trabajo, y familia, qué monotonía la mía.
Pasaron 7 meses, Sofía retomó su monotona vida y siguió, ya no veía posibilidad de ver a ese hombre, como nunca, comenzó a revisar esas tantas invitaciones que ignoraba, era un viernes, aburrida de ir a esos bares y compartir con mismos tipos, vió que una de sus compañeras del pasado, era bailarina y le había enviado una invitacion para ir a ver danza, Sofía de curiosidad, y sin nada que hacer esa noche, partió, la función comenzó a las 8, ella muy despectiva. Comienza el espectaculo, ella miraba con mucha tranquilidad, entre los bailarines encontró a su compañera, otros tipos del ambiente, y de pronto vió a un hombre que se encontraba pintado de color azul, todo su cuerpo estaba pintado, solo su boca era roja, ella se dijó, esa boca yo la he visto, su corazón dió grandes impactos, era él, él, él, aquel que pensaba todas las noches cuando se tocaba
con tanto deseo, aquel que imaginaba al acostarse con otros, el destino responsable de este segundo encuentro, ella impaciente porque finalizará todo esto, para solo poder admirar unos segundos esos ojos, que la enamoraron, que la llenaron de esperanzas, de deseo, de desesperación, por fin él estaba ahí.
Finalizó todo, Sofia de inmediato se acercó a su compañera del pasado, le preguntó por este tipo,
Trinidad de inmediato, le dió la información, Sofía desesperada, sin verguenza, buscó la habitación donde él se encontraba, y llegó ahí estaba el lugar, cuando iba a golpear, se abrió la puerta, él al otro lado con esa hermosa sonrisa, miró a Sofía y dijo, sabía que este sería nuestro segundo encuentro, ella sin comprender aquellas palabras de ese hombre, adelante supongo que nuestro tercer encuentro será frente al espejo, ella paso sin habla, sonrojada, sin comprender que pasaba, era ella quien lo buscaba, y él parecia tener todo listo, qué ocurría. El muy seguro, se quitó la bata, estaba completamente desnudo, su cuerpo era hermoso, ligero, con una forma armoniosa, luego le dice a Sofía, lo quiero todo, tú dame todo, Sofía jamás podría haber negado aquello, que por meses soñó, inquieta y violenta, se acercó y lo beso, lo beso como jamás beso a otro, su lengua calida danzaba en su boca, y sus lenguas en un mar de saliva danzaron, toda la noche, con sus dedos dibujaron cada parte de sus cuerpos, cada uno con el calor de sus bocas recorrieron cada rincón del cuerpo del otro, se volvieron tan humanos, y a la vez se volvieron tan animales, mordieron cada carne del otro cada uno con su respiración al ritmo, ellos querían acabar con la ansiedad del otro que solo daba aumento una noche infinita de encuentros y desencuentros, sus dedos rozaron las piernas del otro, y su naríz formó el camino más delicioso qué un día él conoció... desnudos frente a ese espejo mezclaron sus cuerpos.
Patricia
frotando lentamente cada rincón de el, en solo 5 segundos reconoció su infinita soledad. En su cocina guardaba los aromas más rico, se acercó y la cafetera estaba lista, el olor a cafe le recordó
unas pasiones pasadas, al terminar su cafe, tomó sus cosas y partió a aquella maldita oficina, que hace ya 10 años era toda su vida. Terminó su maldito trabajo, y al terminar dió su mejor suspiro, acabó el día, qué más quedaba por hacer, partió a aquella biblioteca, que desde la universidad visitaba, le encantaba porque sus mejores recuerdos fueron ahí, donde aprendió, donde creció,
sus ideas de libertad, independencia, orgullo, entre otras se desarrollaron, pero eso ya finalizo, a pesar que continuaba estudiando todo lo que a su alcance estuviera, tomo asiento y vió a los jovenes que leían y estudiaban, vió la vida que los acompañaba, y la vida que un día ella tuvo también, ahora solo tenía conocimiento, pero su práctica estaba lejos de ser desarrollada. Continuó su lectura, de pronto un hombre se acercó y le dijó a su oído, la poesía de Huidobro hace estremecer mi cuerpo, ella sonrojó al instante, esa voz, el calor de su boca en su oído, ella aceleró su respiración, una energía un calor se apoderó de cada rincon de su cuerpo, levantó la mirada y se presentó, él sonría con mucha confianza, mientras que a Sofia la consumía el miedo, luego miró sus ojos, ojos hermosos, de largas pestañas, de color marron, de pronto el celular de Sofía sonó,
interrumpida contesto muy molesta, al terminar se dió vuelta, pero él ya no estaba, ella sintió un vacío, por un momento encontró un color, que tan solo en dos minutos desapareció.
Sofía partió a la oficina al otro día, buscando una razón para entender lo que sintió la noche anterior, en aquella biblioteca, ese hombre, esa boca en forma de naranja, de color frutilla,
y de olor a cafe, no podía seguir en esa oficina, con desesperación volvió a la biblioteca, espero
horas y horas, y él jamás apareció, Sofia desepcionada volvió a su departamento, vacío,
comenzo a escribir, ella amaba escribir, ahora tenía una razón para hacerlo, algo en su vida ocurrió y interrumpió tanta monotonía, en su cama se estremeció, su cuerpo acarició, pero nada
sirvió, nisiquiera la masturbación o uno de los tantos encuentros casuales, que constantemente
prácticaba, nada sirvió, ella necesitaba esa boca, ella la deseaba, entro en desesperación,
y su razón se acabó, sus esperanzas de verlo se habían ido, qué ocurrió para que el se fuera,
ese fastidioso celular, ella pensaba por qué lo conteste, no debí, maldito trabajo, y familia, qué monotonía la mía.
Pasaron 7 meses, Sofía retomó su monotona vida y siguió, ya no veía posibilidad de ver a ese hombre, como nunca, comenzó a revisar esas tantas invitaciones que ignoraba, era un viernes, aburrida de ir a esos bares y compartir con mismos tipos, vió que una de sus compañeras del pasado, era bailarina y le había enviado una invitacion para ir a ver danza, Sofía de curiosidad, y sin nada que hacer esa noche, partió, la función comenzó a las 8, ella muy despectiva. Comienza el espectaculo, ella miraba con mucha tranquilidad, entre los bailarines encontró a su compañera, otros tipos del ambiente, y de pronto vió a un hombre que se encontraba pintado de color azul, todo su cuerpo estaba pintado, solo su boca era roja, ella se dijó, esa boca yo la he visto, su corazón dió grandes impactos, era él, él, él, aquel que pensaba todas las noches cuando se tocaba
con tanto deseo, aquel que imaginaba al acostarse con otros, el destino responsable de este segundo encuentro, ella impaciente porque finalizará todo esto, para solo poder admirar unos segundos esos ojos, que la enamoraron, que la llenaron de esperanzas, de deseo, de desesperación, por fin él estaba ahí.
Finalizó todo, Sofia de inmediato se acercó a su compañera del pasado, le preguntó por este tipo,
Trinidad de inmediato, le dió la información, Sofía desesperada, sin verguenza, buscó la habitación donde él se encontraba, y llegó ahí estaba el lugar, cuando iba a golpear, se abrió la puerta, él al otro lado con esa hermosa sonrisa, miró a Sofía y dijo, sabía que este sería nuestro segundo encuentro, ella sin comprender aquellas palabras de ese hombre, adelante supongo que nuestro tercer encuentro será frente al espejo, ella paso sin habla, sonrojada, sin comprender que pasaba, era ella quien lo buscaba, y él parecia tener todo listo, qué ocurría. El muy seguro, se quitó la bata, estaba completamente desnudo, su cuerpo era hermoso, ligero, con una forma armoniosa, luego le dice a Sofía, lo quiero todo, tú dame todo, Sofía jamás podría haber negado aquello, que por meses soñó, inquieta y violenta, se acercó y lo beso, lo beso como jamás beso a otro, su lengua calida danzaba en su boca, y sus lenguas en un mar de saliva danzaron, toda la noche, con sus dedos dibujaron cada parte de sus cuerpos, cada uno con el calor de sus bocas recorrieron cada rincón del cuerpo del otro, se volvieron tan humanos, y a la vez se volvieron tan animales, mordieron cada carne del otro cada uno con su respiración al ritmo, ellos querían acabar con la ansiedad del otro que solo daba aumento una noche infinita de encuentros y desencuentros, sus dedos rozaron las piernas del otro, y su naríz formó el camino más delicioso qué un día él conoció... desnudos frente a ese espejo mezclaron sus cuerpos.
Patricia
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