domingo, 1 de agosto de 2010

Nos sentamos emocionados a escuchar nuestros latidos, que parecen atrevidos e insolentes, el silencio desnuda tu silueta fria y fuerte, espanta el calor de mi boca, tu ojo inspecciona cada centímetro que me pertenece, nos volvemos humo, el tacto nos desarma y nos desaloja de la condición. En perfección de tu olor saliva, las lenguas fuertes que lamen tu piel áspera y ácida, experiencia que te hace llorar y burlar tanto amor.



Patricia

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